Nos encantan las bodas personalizadas con detalles que identifican a los novios. En la boda de Miguel y Marian, la novia tenía claro que la figura del pavo real debía estar muy presente.

De este modo, cada mesa fue decorada con plumas, así como se colocó en cada copa la silueta de un pavo real. Todo manteniendo el color azul como hilo conductor, muy presente en los centros florales y en algunos objetos decorativos.

Para el sitting plan, se optó por identificar a cada invitado con una llave con su nombre, un pequeño juego que le indicaba en qué mesa estaría sentado. Para esta ocasión las mesas estaban marcadas de forma numérica.

Tanto para el display de bienvenida como para el candybar también se eligió el color azul claro, de este modo, todo estaba en consonancia.

Como veis, una boda pensada con pequeños detalles para unificar cada escenario, ¿os gusta?